Napoli. Llega bajo el Vesuvio
en una jornada de júbilo, el 5 de Julio, precedido por la fuerte
y ansiosa espera de una entera ciudad. Llega con sus rizos y la mirada de
alegria melancolica de un jovencito crecido en vida pasada en los corredizos
de Spaccanapoli; llega después de haber llorado lágrimas de
alegría liberatoria a la firma del contrato; llega decidido a regalar
a si mismo y a la patria con la cual se conjugan 24 años de retraso
en el pleno esplendor de su madurez de campeón. En muchos lo esperan
al pasillo como principito caprichoso y regañon; en muchos se esperan
a un estilista de arcilla, pero Dieguito en campo no tiene enemigos ni rivales.
El calcio italiano llega a descubrir de partido a partido el temperamento
de un fuera de clase del cual el mundo hoy no conoce otro igual. Un artista
rico de preciosismos y también sobrio hasta la agudeza en las expresiones
tácticas; tanto artista genial del gol como interno completo al servicio
del equipo. Potente e inatrapable , generoso e incansable hacedor de juego,
en la occurencia desenvuelto en el tackle, fulminante en los pases largos,
irresistible en el descenso del balón a los pies: la fintas y quiebres
en carrera le suben como descargas eléctricas desde los pies, el
derecho que lo coloca como apoyo, para imponer o simular el ritmo de si
y no de pases breves y volteretas improvisadas, la zurda en constante sintonía
con el balón escurridizo como la anguila para las tenazas de los
defensores. Su tiro sabe dibujarse engañoso en el corte de la breve
distancia, o también vibrante poyectil, su tiro es una mirada che
no miente, una promesa que se mantiene: desde la otra parte de la luna se
oscurece; no tendrás otro campeón que no sea yo. El amor de
Nápoles y para Nápoles es una cita por mucho tiempo reenviado
a través de los caminos de la vida. Al fuego del campeonato más
dificil del mundo el pibe se consagró héroe de una época
entera del fútbol. Nápoles herida y ultrajada por la historia
canta de júbilo a las proezas de su pequeño salvador. Argentina
se reconcilia con el fugitivo conquistando gracias a el una díficil
clasificación al Mundial mexicano, el evento que lo esperó
con una corona en mano. Una corona de Rey. |
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